Buenas, queridos amigos:

Ya se ha emitido la gran y esperada sentencia sobre el recurso de inconstitucionalidad presentado contra el Estatuto de Cataluña, aquel que simbolizaba una afrenta a la unidad constitucional del Estado, por presentar un modelo de autogobierno que sobrepasaba con creces el pacto constitucional y que solo era la ante sala de la puerta al independismo.

El fallo que conocemos ahora anuncia la aprobación de la ponencia elaborada por la presidenta en funciones, desde el año 2007, Doña Emilia de las Casas, afincada en el grupo denominado progresista del Alto Tribunal. La resolución judicial deja fuera de la legalidad a 14 artículos del Estatut, la mayoría relacionada con el Poder Judicial en Cataluña, y luego deja a 27 artículos bajo interpretación, es decir, el Alto Tribunal establece que pautas deben seguir los legisladores para que dichos artículos puedan ser considerados constitucionales.

Desde mi punto de vista jurídico, detesto enormemente las sentencias interpretativas, puesto que al final es una herramienta que utilizan los políticos para hilar de tal manera que puedan orquestar el saltarse los preceptos constitucionales. Prefiero sinceramente, dejar las cosas siempre «atadas y bien atadas», es decir, o el artículo es constitucional o no es constitucional, pero las medias tintas las detesto, solo dan muestras de la debilidad y de la tibieza del Tribunal. Pero se veía venir que la ponencia proyectada por la señora presidenta del tribunal no iba a ser muy severa con el estatut, a diferencia de su predecesor el magistrado mercantilista Guillermo Jimenez, cuya ponencia no llego si quiera a votarse ya que se esperaba una respuesta más seria con el estatuto catalán.

Los responsables en esencia de la salida de esta sentencia, han estado en dos magistrados cuya votación ha sido decisiva, son los magistrados Manuel Aragon y Guillermo Jimenez, considerados primitivamente propios del bloque conservador, pero que en ultima instancias periodísticas se les ha atribuido como indecisos. El mayor escollo, para estos magistrados era la consideración que atribuía el preambulo del Estatuto a Cataluña como Nación, algo que francamente producía un choque frontal con la Constitución, por tanto en vez de inconstitucionalizar el preambulo, lo que hicieron fue dejarlo sin efecto jurídico  y especificar que «la Constitución española no conoce otra nación que la española».

Como todo jurísta sabe, los preambulos de cualquier norma jurídica, no poseen una aplicación normativa directa, por que son solo unas declaraciones de intenciones, pero a mi entender en este caso dichas declaraciones sobrepasaban lo esencialmente asumible por los vigilantes de la legalidad constitucional, por el sentido de las palabras descritas que no eran otras que el camino hacia el independismo a traves del secesionismo, siguiendo el camino incorrecto para poder vertebrar dichas propuestas políticas que en ende significa el cambio de facto del modelo constitucional.

Sinceramente el juicio que tengo sobre la sentencia es francamente superficial, como el que pueda conocer cualquier ciudadano, que es a traves de los medios, por ello deberemos esperar a la lectura sosegada de la sentencia para poder asumir en esencia que es lo que quieren trasmitirnos los magistrados a traves de los 881 folios que consta la sentencia final, de los cuales cerca de 200 folios son dedicados exclusivamente a votos particulares de los magistrados discordantes con los votos emitidos por sus colegas en el tribunal, por tanto acogiendo a la facultad que les permite la Ley Orgánica del Tribunal Constitucional, la cual quiere preservar la independencia de cada juez o magistrado en el ejercicio de sus competencias.

Me reservaré por tanto, mi propio juicio sobre el fondo de la sentencia hasta que la lectura total de esta, tras esta prometo la publicación de un interesante artículo sobre la esencia jurídica del mismo.

Sin embargo, les dejo un sintetico artículo sobre los elementos esenciales de la sentencia, publicado en la pagina web del diario ABC.

Comentario ABC Estatut

S.M.I. El Emperador