Alfaguara

Buenas, queridos amigos:

Siguiendo con mi sección de literartura le toca por fín el turno de la reflexión al libro «Luna Nueva», segundo libro de la trepidante Saga Crepúsculo, después del tedioso pijama rayado, por fín le pude incar el diente a este deleitoso libro, si bien, cargado de menor fuerza que el anterior o más correctamente diremos cargado de otra. Si en Crepúsculo vimos como el amor se fragua entre dos seres, aquí veremos la antítesis, es decir prepárense para tener al lado el paquete de cleenex, porque estas lágrimas serán diferentes a las otras.

Luna Nueva es un libro que comparado con Crepúsculo te deja un poco vacio, porque la trama envuelta en los problemas del amor, el momento de estar con esos amigos especiales que nos acompañan en esos momentos y la intensidad de la atmosfera que crea la autora, Stephenie Meyer, provoca dicho sentimiento de vacio. Evocará ciertos momentos dolorosos de nuestras vidas porque nos veremos un poco reflejados en esas páginas del libro.

ATENCIÓN A PARTIR DE AQUÍ PUEDE ESPOLIAR A LOS LECTORES YA QUE PROCEDO A EXPLICAR GROSSO MODO LA TRAMA

La trama podemos clasificarla en tres principales partes:

  1. Partida dolorosa. (Desde el inicio, hasta el cap. «El final»).
  2. Encuentro y vida con el amigo especial. (Desde el cap. «El despertar», hasta el cap. «Paris»)
  3. Luchando por el amor. (Desde el cap. «La visita», hasta el final)

Sinceramente es una manera certera de diseccionar la obra, ya que contextualiza bien los bloques sentimentales que se muestran en el libro. Ya les digo que no esperen una obra tan brillante como Crepúsculo, sino más bien lineal, ya que salvo saltos en el camino, la narración es muy monotona, digamos que quiere reflejar el sentimiento de la circunstancia del desamor, ese sentimiento que parece una zarza, una hierba mala que crece alrededor tuya que te va matando y abosorviendo el alma, como se refleja repetidas veces en la obra sobre el agujero que tiene Bella en el pecho por el vacio que le provoca el dolor y  la actitud que presenta ella en diversas ocasiones:

«Respirar comenzó a ser dificil, no a causa del ejercicio, sino porque volví a tener problemas con el estúpido agujero del pecho. Mantuve los brazos pegados al torso e intenté desterrar la pena de mi mente» (pag. 242).

Esta secuencia se vuelve a repetir si bien de diferentes formas, pero siempre repitiendo el patron de agarrarse el torso con los brazos. Pero para poder leer y observar una buena descripción del dolor del desamor podemos encontrarlo en la página 127, es sinceramente exquisita la forma y el trato que utiliza la autora para describir dicho sentimiento. Aunque les adelanto, que Bella no estará sola del todo, ya que sufrirá extrañas sensaciones extrasensoriales, que dará cierta vida a la linea tediosa de esta novela, dichas extrañezas son mis partes favoritas en esta novela.

Sin embargo, aunque la obra este cargada de esta aura oscura, el libro en sí no va de la caída, sino más bien como sobreponerse, porque nadie puede estar sumido en la oscuridad de por vida, ya que este estado como el de la felicidad es pasajero, si bien es un viaje doloroso, no falto de baches, pero que nos conduce a fortalecer nuestro ser, porque es en las caidas donde aprendemos, las victorias no nos enseñan nada, las derrotas nos enseñan a como mejorar y en que sentido debemos orientar nuestras fuerzas y energias. Esto no quiere decir, que las victorias no tengan su merito y que nos convirtamos en unos masocas a ver quien pierde mejor… por favor, ni tanto ni tan calvo. Dice una frase: «Prudentia virtus est» (creo yo que no hay ni que traducirla).

Este libro también describe de una forma singular a otro ser mítico, que podran deducir por el título del libro, los licántropos. Rompe de nuevo con el molde clásico decimononico, ya que estos seres se consideraban monstruos y por tanto era casi como una maldición convertirse en ellos, por eso presentaban serios problemas si se convertían: no poderse controlar, hacer daño a los seres queridos, no tener alma, etc… por eso presentaban una forma específica de acabar con ellos, la estaca en el corazón para los vampiros y la bala de plata para los licántropos. Pero como os he dicho estas normas clásicas son redefinidas por la autora que le da una curiosa visión, una de ellas es romper con la luna llena, ya que esto no les hace efecto en absoluto, es por eso que me hizo gracia el título del libro: «Luna Nueva», ya que esta es una fase de la luna en la que esta no se ve en absoluto, en contra posición con la luna llena, que se ve con todo su esplendor.

En este libro, cobra mayor importancia el personaje de Jacob, que pasa de un joven bonachón y al parecer personaje de poco peso en la trama, a un joven con mayor fuerza y generosidad; y a cobrar dicho personaje una mayor entidad. Será el bastón en el que se sostenga Bella en sus momentos duros, lo que provocará, no pocos roces y aunque ella crea dejar las cosas claras en que relación mantienen, no nos apartará el que nos preguntemos ¿que tipo de relación mantienen Bella y Jacob?.

Finalizando, en este libro, conoceremos más sobre el mundo del vampirimos según Stephenie Meyer, las normas que lo rigen y los que velan porque se rigan. El final del libro es francamente fastuoso, que mantendrá al lector sin despegarse de las páginas hasta consumir los capitulos unos tras otros.

Les ilustaré con una parte que francamente me gusta, por las ironías que presenta sobre la saga. Es esta parte de la página 82:

Allí tumbada, tuve la sensación de que el tiempo transcurría más deprisa de lo que podía percibir. (…) ¿Siempre reinaba semejante oscuridad de noche? Lo más normal sería que algún débil rayo de luna cruzara el manto de nubes y se filtrara entre las rendijas que dejaba el dosel de árboles hasta alcanzar el suelo…

Pero no esa noche. Esa noche el cielo estaba oscuro como boca de lobo. Es posible que fuera una noche sin luna al haber un eclipse, por ser luna nueva.

Luna nueva. Temblé aunque no era de frío.

Reinó la oscuridad durante mucho tiempo, hasta que oí que me llamaban.

Sinceramente me parece un libro agridulce, lleno de aritmias literarias, si me permiten la licencia, en lo referente a la narración e intensidad de la obra, un libro con gran vocación de secuela y de saga, ya que nos redirige a las siguientes novelas con una fuerza prometedora.

Como la última vez, me despido con una frase que me gustó mucho, que la disfruten:

«Será, como si nunca hubiese existido».

Edward (Luna Nueva, Pag 79)

S. M. I. El Emperador